Sol de la mañana

Escrito por Alfredo
Categoría: Relatos Creado en Lunes, 01 Junio 2015 02:05
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(Parque Nacional Avaroa – Bolivia 2003)

© alfredo carrasco valdivieso

Efluvios penetrantes acompañan a los retumbos subterráneos e intensos que resuenan a la distancia. Latidos de la tierra profunda. Vaporosas columnas se levantan hacia el cielo! Enamoradas del viento danzan para conquistar etéreos espacios. El ruido sordo, originado en insondables rincones telúricos, comparte el escenario con una serie de pequeños e hirvientes cráteres los que, cual gigantes calderos, preparan las diversas tonalidades y variados olores que demanda este dinámico, colorido y odorífico paisaje.

Fábrica de los terrosos matices para las surrealistas rocas de Dalí, del rojo sangre de laguna colorada, del ocre para las pinceladas que perfilan las rocas, del celeste azulado para que aquella laguna compita con el azul celeste del cielo; o, para que la blanca no tenga celos de las nevadas cumbres que perfilan el horizonte y, para que el Gran Faro exhiba todo su esplendor maravillosamente universal. Lo están para que la verde laguna se presuma sensual eternamente con su diaria y colorida transformación: de sus oscuras aguas matutinas a una gran esmeralda líquida al culminar el mediodía, para al inicio de la hora de véspero finalmente mimetizarse con las tonalidades nocturnas. Aquí está el taller en el que se preparan los colores para engalanar a la periferia y al Gran Faro (Salar de Uyuni).

De los amplios, burbujeantes y terráqueos calderos también surgen los gasíferos olores para la laguna Hedionda. Gases hemisféricos y globales, eructo de las cincuenta cabezas del venenoso perro Cerbero, hijo de Tifón y Equidna, el que celosamente guardaba la puerta de Hades.

Los humanos, aquellos que se aventuraron por este paradisíaco paisaje, circulan maravillados por entre los cráteres, envueltos en el vaporoso ambiente originado en la permanente geo-volcánica y planetaria ebullición. Sombras creadas por la matutina luminosidad que, a contraluz, se muestran como figuras fantasmagóricas que transitan como alunadas por los diferentes y arcillosos senderos. Imágenes ambulantes, sin rostro, transitando por un laberinto de dinámicas fumarolas que exhalan fluidos gasíferos, mezcla de vapor de agua acompañada del característico olor de los compuestos azufrados.