La erupción del volcán me sorprendió...

Escrito por Alfredo
Categoría: Relatos Creado en Miércoles, 17 Mayo 2017 21:12
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“La erupción del volcán me sorprendió... ”

Esta nota periodística, se publicó en el “El Grito del Pueblo” el 28 de diciembre de 1897, con el título “ARCHIPIÉLAGO DE COLON”. El autor fue el Corresponsal de dicho medio de prensaen las islas Galápagos. Esta reseña consta en: Alfredo Carrasco V., Octavio Latorre y Edwin Ortiz. Galápagos en la Prensa Nacional 1832 – 2012. Fundación Charles Darwin  Para Las Islas Galápagos – Samiri ProGea. Quito. (No publicado).

Resumen del editor del Grito del Pueblo:

Ofrecemos hoy a nuestros lectores la interesante relación que nos hace nuestro corresponsal de Chatham, Archipiélago de Galápagos, y que recibimos anoche por el pailebot “Feliz Porvenir”. Sin tiempo ni espacio para dar cabida en estas columnas al extenso manuscrito que obra en nuestro poder, no limitamos por hoy a hacer un extracto, por la importancia y novedad de su contenido, reservando para mañana la mayor suma de detalles. 

Habla nuestro corresponsal:

“Breves noticias he dirigido a ustedes sobre la erupción del volcán que existe en la isla San Salvador; pero por falta de detalles no había podido ser más extenso. Hoy he presenciado yo mismo el inmenso fenómeno geológico y me encuentro en posesión de los datos más curiosos que paso a referirles.

Asociado a la expedición que hizo a la isla San Salvador el señor Dn. Antonio Gil con un grupo de animosos exploradores, salimos de este puerto en la Balandra Santa María el 20 de Noviembre, arribando dos días después a la anterior, favorecidos por una fuerte brisa.

El fenómeno se distinguía perfectamente a unas sesenta o setenta millas de distancia, señalando durante el día una espesa columna de humo y durante la noche por un encendido celaje.

Al fondear en la caletilla denominada “El Abrigo’, observamos a la fragata americana “Atlantic[1] fondeada a doscientas brazas de la costa, en la cual navega la comisión de naturalistas que está practicando estudios en nuestro archipiélago.

Hízonos (sic) señales de abordarla y fuimos a ella tripulando cinco personas el único bote de la embarcación, a saber Dn. Antonio Gil, el piloto Juan Chalen, el suscrito y dos marineros.El Comandante del buque Americano, Mr. Williams Parker, nos hizo un brillante recibimiento y nos refirió que durante 15 días había estado observando el volcán en erupción y recogiendo los más curiosos e interesantes apuntes científicos.

Mr. Henry Foster, antiguo profesor de Ciencias Naturales de la Universidad de Washington, estaba en su elemento, había tomado varias vistas fotográficas del monte y tenía un legajo de anotaciones. Jamás había visto, nos dijo, un espectáculo más terrible. Si este fenómeno se hubiera realizado en tierras habitadas, habríase repetido la pavorosa historia de Herculanum y Pompeya. A esta gráfica comparación se agrega que el volcán presenta la misma figura que el Vesubio, a saber: dos conos muy elevados y uno deprimido en el centro que es el lugar del cráter.

Al día siguiente resolvimos aventurar una excursión por tierra, cosa que no habían hecho aun los excursionistas americanos por ser casi imposible desembarcar en medio del torrente de lava que bañaba las vecinas playas. Pasamos pues la noche a bordo del "Atlantic" y al otro día, al rayar el alba, tripulamos una chalupa de doce remos y partimos bordeando la isla a cincuenta brazas de la costa en busca de un desembarcadero posible.

Que espantosos estragos se ofrecieron a nuestra vista, señores redactores.

Las playas estaban bañadas por una ola de fuego liquido, si se me permite la expresión, y el terreno visible de la ribera aparecía surcado de profundas grietas, en las que hervía una agua fangosa.

Enormes peñascos sembraban la orilla o erguían sus negras aristas a cinco o seis pies sobre el nivel del mar.

A las 11 a.m. llegamos a un pequeño canal formado por una abertura de terreno y avanzamos por allí a fuerza de palanca hasta que fue navegable. Una serie de rocas nos ofrecía fácil acceso y trepamos por ellas hasta pisar la tierra calcinada de la isla.

Cuan soberbio y terrible espectáculo presentaba la negra masa del monte, coronada aun por su fúnebre cimera de fuego.

Pero nuestro asombro termino de pronto, para dar lugar a otro mayor.

En el hueco de una roca, que no había sido bañada por el torrente de fuego, encontró Mr. Foster una botella de Ginebra, envuelta en una blusa de franela azul. Examinamos el extraño hallazgo y sacamos del envase varias hojas de papel de cartera escritas con lápiz en idioma ingles. Los caracteres eran perfectamente legibles y fueron inmediatamente traducidos al castellano, por el Teniente Stair, que posee ambos idiomas con absoluta perfección.

Aquellas hojas escritas en estilo incoherente decían:

"Voy a morir!, luché por la vida hasta donde pude. La erupción del volcán me sorprendió en el ángulo S.E. de ésta isla; cuando quise escapar, dos ríos de lava me cortaron el paso en un sector de ochenta cuadras. Intenté lanzarme al agua para huir del peligro, pero el mar hervía en la orilla y no pude hacerlo. Suerte fatal, adiós Philadelphia!. Adiós mi pobre Katy!. H.W.P.”.[2]

La sorpresa de los marinos americanos fue inmensa; la nuestra tanto mayor. Era indudable que se trataba de un compatriota de ellos, abandonado en aquella isla quién sabe por qué extraña aventura!. El idioma inglés y el nombre de Philadelphia, estaban revelando el origen del hombre que había trazado esas líneas.

Perplejos estábamos haciendo mil deducciones sobre la procedencia de este extraño personaje, cuando un detalle desapercibido al principio vino a darnos la clave del misterio. Examinada la blusa de franela azul, en que estaba envuelta la botella, vimos los siguientes caracteres trazados con pintura blanca, cual acostumbran los marinos en sus ropas de lana, en el revés del cuello: "W.W. P. Albatross"[3].

"Albatross" es el nombre de un buque americano que visitó nuestro Archipiélago hace dos años, con una comisión científica. Se trataba pues, de una tripulante del "Albatross"[4].

¿Pero, cómo se había quedado tal individuo en aquella isla, y cómo había subsistido durante dos años ignorado de todos?. He aquí un misterio por descubrir.

Los americanos sufrieron una gran impresión al imaginar la suerte de su infeliz compatriota.

Parecía, a veces, que no era realidad lo que veíamos, sino que nos hallábamos en presencia de un capitulo de Julio Verne o de Daniel de Foe; pero recordábamos al mismo tiempo, que las ficciones de ambos novelistas tuvieron su base en la realidad. Y el caprichoso destino nos había colocado ante una de estas.

Repuestos algún tanto de tan gran sorpresa, entramos en consejo y concretamos la cuestión de esta manera:

"Un marino americano que suscribe con las iniciales H. W. P., tripulante del buque americano "Albatross", arribado hace cosa de dos años al Archipiélago de Galápagos ha sido abandonado, sin saber por qué incidente en la isla de San Salvador, donde ha subsistido hasta hace poco, ignorándose con que recursos. La erupción del volcán le sorprendió en el sitio más peligroso, haciéndole desesperar por su propia vida, y no se sabe si ha sucumbido o si ha escapado a la catástrofe".

Un deber de humanidad aconsejaba buscarlo por todas partes, pero, en vista de que era absolutamente imposible avanzar sobre el suelo abrazado de la isla, resolvieron organizar una segunda expedición para el día siguiente. Regresaron a la fragata y allí el Comandante redactó en el acto un oficio al Jefe Territorial de Galápagos y otro al Capitán del Puerto de Guayaquil acompañando los objetos hallados, mientras yo escribía esta correspondencia. A las 2 de la madrugada despachamos la balandra "Santa María”, para Chatham, en donde debía alcanzar al "Feliz Porvenir", que estaba de salida para Guayaquil. Cerradas las comunicaciones, hízose (sic) a la vela nuestra embarcación y nosotros quedamos en el "Atlantic" llenos de ansiedad por conocer el desenlace de nuestras investigaciones.

El Corresponsal

Nota.- desde ayer se esta en el mástil de señales de la Capitanía del Puerto, la blusa y la botella, encontradas en la isla de Galápagos a que se refiere esta interesante correspondencia.


[1] En los registros de naves que visitaron a las islas en ese período, no se ha logrado confirmar la presencia del bote “Atlantic”.

[2] Esta nota de prensa se remitió en 1996 a Tom Simkin (+) geólogo - vulcanólogo, curador en el Museo de Historia Natural del Instituto Smithsoniano en Washington, para investigar si existía algún reporte sobre la desaparición de un tripulante del buque de vapor “Albatross”. No obstante el esfuerzo, no se logró certificar si correspondía o no  un tripulante de esa nave.

[3] El buque de vapor “Albatross” de la Comisión de Pesca de los Estados Unidos realizó investigaciones en la costa oeste de México, Centro y Sur América y las islas Galápagos. Esta embarcación, en su época, fue el más grande de los buques de investigaciones oceanográficas y pesqueras (The U.S. Fish Commission Steamer Albatross: A History: http://spo.nwr.noaa.gov/mfr614/mfr614intro.pdf)

[4] El Albatross visitó las islas en  1888-1889 (Ridgway Robert. 1890) en la que participó Charles Haskins Townsend (experto en ornitólogía y mamíferos marinos); y en 1891 en la que participó Alexander Agassiz. De haber sido un tripulante de esa nave quién dejó la nota, habría permanecido en las islas al menos seis años.

Bibliografía referida en las notas de pié:

Ridgway Robert. 1890. Scientific results of explorations by the U. S. Fish Commission steamer Albatross. No.I Birds collected on the Galapagos Islands in 1888. https://archive.org/details/biostor-78647

Agassiz, Alexander. Notes from the "Albatross" 1891 Pacific Expedition off the Coasts of Mexico, Central America, and to the Galapagos Islands, 1891. 3 vol. Spec. Coll. MCZ 010. Ernst Mayr Library, Museum of Comparative Zoology, Harvard University, Cambridge, Mass.